Aproximadamente 3 de cada 100 niños tienen escoliosis. Y el periodo estival es el momento del año donde los padres se fijan más en la espalda de sus hijos.
La escoliosis es una desviación de la espalda, a menudo en forma de "s" o "c". La detección precoz es de gran importancia para su control. ¿Estás preparado para verlo?
Te doy varios detalles que observar en el cuerpo de tu hijo:
- Un hombro más alto, o a veces más enrollado hacia delante
- una cadera más marcada, con un talle más pronunciado en un lado,
- una pequeña “giba” cerca de la columna, sobre todo visible cuando flexión la espalda,
- la cabeza inclinada, y a veces girada de forma habitual,
- una postura torcida cuando está sentado, o de pie parado,
El verano es el momento del año donde los más pequeños están muchas horas al día sin camiseta. Las altas temperaturas hacen que veamos con mayor frecuencia la espalda a nuestros hijos, y es por ello que podemos ser más conscientes de la forma que tiene su columna vertebral, de qué posturas adopta o cómo se mueve. Y es el momento en que nos surgen ciertas dudas. ¿Será normal esa posición? ¿Parece que se mueve raro? ¿Ese hombro está mas alto? ¿Parece que está torcido?
La escoliosis es una desviación de la columna vertebral en forma de “s” o en forma de “c”. La columna pierde su posición recta y adopta cierta inclinación y rotación que se hace visible en el cuerpo de nuestros pequeños. Empiezan a ser observables asimetrías corporales como un hombro o una cadera elevada, un talle más marcado que otro, una zona “cheposa” en la espalda o la cabeza posicionada hacia un lado.
La escoliosis es una alteración postural frecuente. La tiene el 3% de la población mundial. La mayoría de las veces se desconoce la causa de la desviación. Pero se sabe que empeora significativamente con el crecimiento. Por ello es importante que estemos atentos a nuestros hijos, ya que un diagnóstico precoz y un tratamiento temprano, puede llevar a controlar su evolución y evitar que la desviación progrese. Y nosotros como padres, podemos ser el primer observador de que algo no va bien.
El tratamiento dependerá de cada caso. Será necesario el control médico. A menudo con ejercicios específicos y fisioterapia será suficiente. En casos más importantes se le sumará el uso de un corsé para la espalda. Y en casos más graves podría llegar a necesitar la cirugía.
Tomemos consciencia de esta posibilidad y estemos atentos. El verano ayuda.
Israel Jiménez
Fisioterapeuta pediatrico y del desarrollo. Experto en RPG y TMPI