¿BUENAS Y MALAS POSTURAS EN LOS NIÑOS?
¿Es la postura tan importante para el buen desarrollo de nuestros hijos?
La respuesta no es tan fácil.
La postura no lo es todo, de hecho no es lo único a tener en cuenta. Pero sí es un factor muy importante para entender el desarrollo infantil.
La postura es una adaptación del niño a sus capacidades y a su entorno. Y esa adaptación no siempre es positiva. Es decir, las posturas no son buenas ni malas. Las posturas serán funcionales o disfuncionales.
Es decir, las preguntas que deberían hacerse serían:
- ¿Es esta postura que adopta el niño la más eficiente para el desarrollo de sus potenciales capacidades?
- ¿Esta postura le limita o le interfiere en sus actividades?
Y como ejemplos,… ¿El valgo de rodillas o las rodillas “torcidas en X” es lo importante, o lo importante es si esas rodillas le impiden correr de forma ágil, o le hacen tropezarse o caerse? ¿La espalda encorvada o “chepa” es lo importante, o o lo importante es que ese niño “no quiere” jugar a baloncesto porque le cuesta estirar la espalda; o que por el poco movimiento dorsal le duele el cuello y se le carga la musculatura cervical?
La postura no debería ser el fin. Lo que entendemos como el ideal de postura con la espalda recta, los hombros rectos, las piernas rectas muchas veces no se va a corresponder con la mejor postura. Por lo que el objetivo no debería ser una postura “ideal”… sino una postura funcional. Y cuanto más funcional, es decir, más móvil, más elástica, más fuerte, …. con seguridad más se va a acercar a lo que consideramos como bueno o ideal.
Así, sería interesante el poder ser conscientes desde que los bebés se ponen de pie, cómo empiezan a organizarse y desarrollarse. Ya que la postura no viene dada “de serie”, sino que se construye. Y es una construcción que se va realizando en los primeros años de vida. Y además, tendrá múltiples factores que le irán influyendo.
- La genética,
- el embarazo y el parto,
- el estado de salud,
- alteraciones físicas o neurológicas,
- el tipo de crianza,
- los estímulos recibidos,
- pequeñas disfunciones en algún movimiento o en alguna función,
- la visión,
- los vínculos creados,
- el carácter del niño,
- cómo son sus relaciones,
- cómo es el ambiente que le rodea,
- los "modelos" en lo que se fija,
- la alimentación,
- etc.
¡Hay tantas cosas sobre las que se construye la postura final del niño!
Y son factores intrínseco y extrínsecos los que pueden interferir. Y como padres, es en éstos últimos sobre los que podemos actuar. Tendremos que prestar atención a qué estímulos proporcionamos a nuestros hijos y qué oportunidades les ofrecemos.
¿Les ofrecemos posibilidades de movimiento desde bebés? ¿Les animamos a hacer actividades o deporte? ¿Les infundimos confianza en sí mismos? ¿Qué vínculos creamos? ¿Dónde vivimos o qué rutinas tenemos? ¿Qué alimentación les proporcionamos?
Tenemos muchas opciones y posibilidades para favorecer o dificultar un buen desarrollo físico y postural de nuestros hijos. ¡Aprovechémoslo!
Y como terapeutas, en nuestro caso como fisioterapeutas pediátricos, atenderemos esas disfunciones neuro-músculo-esqueléticas que puedan interferir de manera negativa en el buen desarrollo postural, y potenciaemos el desarrollo de patrones funcionales de movimiento.
Además deberemos prestar atención al funcionamiento de otros sistemas que puedan dificultar la postura, como el sistema respiratorio o el visual (ocultomotor). Y detectar esos factores de interferencia para poder ayudar en su solución.
Como resumen, quédate con que la buena postura es la postura más funcional.
Y la más funcional, se acercará con seguridad a “la ideal”.
¡CONSÚLTANOS PARA CUALQUIER DUDA!
Israel Jiménez
Fisioterapeuta pediátrico (especialista en TMPI y RPG).
DNIÑOS FISIOTERAPIA
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